La sal y nuestro medio ambiente
¿Por qué sal?
La sal de invierno es económica, fácil de conseguir y una herramienta eficaz para mantener las superficies libres de hielo. Sin embargo, es importante gestionar su uso para reducir el impacto negativo que la sal de invierno puede tener en nuestro medio ambiente.
El daño causado por la sal nos cuesta a todos. A nivel individual, afecta nuestra ropa, zapatos, amigos animales, céspedes, jardines y vehículos. En nuestras comunidades, daña aceras, carreteras, edificios y puentes, lo que genera mayores costos de mantenimiento.

Efectos de la sal de invierno
En nuestro entorno urbano…
Edificios: las estructuras exteriores (ladrillos/hormigón/aceras), las entradas y los pisos pueden dañarse, lo que aumenta los costos de reparación.
Vehículos (coches/camiones): la sal acelera la oxidación, causando daños y aumentando los costos de reparación.
Ropa: la sal puede manchar y potencialmente arruinar el calzado y la ropa.
En nuestro entorno natural…
Fuentes de agua potable: el sodio y el cloruro dañinos de la sal de invierno eventualmente llegan a los pozos de agua potable en algunas comunidades. Los altos niveles de cloruro pueden hacer que el agua potable tenga un sabor salado.
Vegetación (plantas/árboles/arbustos): si se rocía con sal, la vegetación puede perder su resistencia al frío y morir por las temperaturas de congelación y los altos niveles de sal.
Vida acuática: la sal cambia la densidad del agua, lo que puede afectar negativamente la mezcla estacional de las aguas del lago. Esta mezcla es importante para aumentar los niveles de oxígeno requeridos por la vida acuática para sobrevivir.
Vida silvestre: atraída por la sal en o cerca de la carretera, lo que aumenta la amenaza de colisiones con vehículos.
Mascotas: la sal atrapada en las patas puede irritar y agrietar la piel.